El escritor ambateño Juan Leon Mera autor de la novela Cumanda, en la respetuosa dedicatoria a la Real Academia, nos declara:
"Tras no corto meditar y dar vueltas en torno de unos cuantos asuntos, vine a fijarme en una leyenda, años ha trazada en mi mente. Creí hallar en ella algo nuevo, poético e interesante; refresqué la memoria de los cuadros encantadores de las vírgenes de las selvas del Oriente de esta República, reuní las reminiscencias de las costumbres de las tribus salvajes que por ella vagan; acudí a las tradiciones de los tiempos en que estas tierras eran de España, y escribí Cumandá; nombre de una heroína de aquellas desiertas regiones, muchas veces repetido por un ilustrado viajero inglés, amigo mío, cuando me refería una tierna anécdota de la cual fue, en parte, ocular testigo y cuyos incidentes entran en la urdimbre del presente trabajo."
Fue Mr. Richard Spruce, cientifico ingles que estudio la riqueza floristica del canton Mera, amigo al cual se refiere Juan León Mera, quien le brindó el tema de la novela. Veamos a continuación la fábula que se nos relata.
-Una terrible guerra se entabla entre las feroces tribus del Oriente ecuatoriano. Mayariaga, jefe de una de las tribus en guerra, se encuentra sin el apoyo bélico de Yahuarmaqui, cacique de un bando neutral de indios. Yahuarmaqui, con sus leales, se retira del escenario de la guerra y se refugia en una de las márgenes del río Palora. Ahí, Yahuarmaqui recibe el saludo de alianza de diversas familias del Oriente, entre ellas el de la familia Tongana. Cumandá, supuesta hija de Tongana, ha conocido hace poco tiempo a un joven blanco llamado Carlos, del cual se ha enamorado. Carlos es hijo del padre José Domingo Orozco, fraile misionero del pueblo de Andoas.
José Domingo Orozco se había hecho misionero para expiar sus culpas y dolores, pues en una revuelta de indios, estando él y su hijo Carlos ausentes de la casa, su hacienda había sido saqueada por los indios de la sierra con la consiguiente muerte de su esposa, Carmen, y de su hija pequeña, Julia. La revuelta fue sofocada y uno de los principales cabecillas, Tubón, presumiblemente es ajusticiado. Refugiado en la selva con su padre, Carlos crea poemas y sueña con un amor platónico, conoce por casualidad a Cumandá y tiene con ella varias citas platónicas. Los jóvenes deciden unir sus vidas, pero la alianza se efectuará después de finalizar la fiesta del lago en la que Cumandá debe intervenir virgen según las costumbres de su pueblo.
El amor de los jóvenes es descubierto y por todos los medios se procura impedir esa relación entre mozalbetes de culturas distintas. Para romper ese amor, Tongana ofrece a Cumandá como esposa del jefe Yahuarmaqui. Carlos y Cumandá escapan y se internan en la selva. Mayariaga se hace presente en la fiesta del lago y ataca sorpresivamente el campamento de Yahuarmaqui, pero éste lo mata en la pelea. Carlos y Cumandá, apresados por los guerreros de Mayariaga, son canjeados por el cadáver del cacique. Carlos, salvado de la muerte por un andoano, regresa a la misión del padre Domingo Orozco. Entre tanto se celebra en la selva la boda de Cumandá con Yahuarmaqui. A la noche, cuando se iba a consumar el matrimonio, Yahuarmaqui muere, y Cumandá, para evitar la muerte, huye de la tribu ayudada por Pona, su madre supuesta, porque según las creencias jíbaras la esposa debía acompañar al esposo a la región de las sombras.
Cumandá llega a la misión y se entrevista con el padre Orozco. Carlos, que mientras tanto ha salido en busca de su amada, es apresado por los guerreros comandados por Sinchirigra, hijo del jefe muerto Yahuarmaqui. Una delegación de la tribu llega a la misión y exige que les sea entregada Cumandá a cambio de Carlos, para que la esposa acompañe a Yahuarmaqui en el viaje a la eternidad. Sin el permiso del padre Orozco, la joven Cumandá se entrega a los jíbaros para salvar la vida de Carlos.
El padre Orozco sale en busca de Cumandá y se encuentra con Carlos, a quien Cumandá ha atado una bolsa que era el amuleto de Pona. Mientras Tongana agoniza asistido por Pona, padre e hijo descubren en el interior del amuleto un retrato de Carmen, la esposa difunta del misionero Orozco. A través de esa bolsa, el padre José Domingo Orozco descubre que Cumandá es Julia, la hija desaparecida y dada por muerta en el levantamiento de los indios cuando fue saqueada la hacienda, y que Tongana es Tubón, el cabecilla de la revuelta que acabó con su familia. El padre Orozco perdona a Tongana y le asiste cristianamente en su muerte. Carlos y José Domingo, enterados de la verdadera identidad de Cumandá, parten en su búsqueda, pero llegan tarde. Cumandá ha sido sacrificada para ser enterrada junto a su esposo Yahuarmaqui. Carlos muere a los pocos meses, y el padre Orozco se traslada al convento de Quito para “continuar su vida de dolor y penitencia.”
ren la verdadera identidad de todos ellos y las causas que han originado el drama.