Por: Edith Jácome para Cotopaxinoticias.com
Puyo (Pastaza). En la avenida Atahualpa y la calle General Villamil, calles céntricas de Puyo, en la provincia amazónica de Pastaza, está una tienda-exhibidor de medicamentos naturales que gana prestigio.
Se trata de Florasana. Los habitantes y turistas que llegan la bautizaron como “la farmacia de la selva”. Esto por los más de 50 productos naturales y procesados de manera artesanal que se expenden y, según afirman, han dado resultados positivos en enfermedades respiratorias, digestivas, dérmicas, óseas e inmunológicas.
Todo empieza en el barrio Obrero, ahí está la propiedad de una hectárea de Didier Lacaze, un francés que junto a su esposa, Rosa Canelos, nativa del lugar, iniciaron el procesamiento de las plantas medicinales de 70 especies de la selva.
En un área de 500 metros es fácil divisar los almácigos de plantas de jengibre, que son trasplantadas y luego cosechadas por trabajadores del lugar, lo mismo se hace con las hojas y raíces de otros ejemplares medicinales. A pocos pasos se puede recorrer por los depósitos de abono orgánico, humus y pequeños invernaderos.
Rosita Canelos es quien más pasa en el laboratorio y pone en práctica todos los saberes que aprendió dese niña en la comunidad de Canelos por parte de sus sabios abuelos y padres. Ella acomoda las raíces al fondo de un recipiente de cristal para que se maceren por un tiempo determinado, luego de ello cierne y extrae un líquido puro que es la base para la elaboración de una decena de cremas o jarabes, según la necesidad y demanda.
Didier Lacaze complementa el trabajo con sus estudios de biología y biodiversidad. Realizó investigaciones y recogió todos los saberes de los habitantes mayores de 70 años de edad en las diversas comunidades de Puyo, Tena, Orellana y Sacha.
Desde 2004 emprendieron el proyecto Florasana que busca visibilizar la biodiversidad de la Amazonía al servicio de la humanidad de manera sostenible. Desde entonces se elaboran jabones con aromas a selva tropical, esencias de palo santo, jengibre; todos tiene la misión de relajar a la persona más cansada, asegura Didier, con una sonrisa que convence, y a su paso unos turistas argentinos no dudan en llevarse una caja de media docena.
La crema de Dulcamara tiene mucha demanda y ayuda al buen aspecto del rostro, los precios van de 3 a 8 dólares según el tamaño del pomo. Liz Castillo comenta que es la única crema que no le da alergia y deja su piel suave. “Parece mágica y vale la pena comprar porque es natural sin químicos, se siente la diferencia desde que se la usa por primera vez”.
En la tienda Florasana están todos los productos; al mismo tiempo que se recorre se aprende las bondades de las medicinas naturales que están en medio de una decoración amazónica. Los visitantes pueden probar los productos, reciben una breve charla de Rosita Canelos, quien recomienda lo mejor según las dolencias y malestares.
El jengibre enconfitado es agradable y remplaza a las golosinas comunes. Una fundidita puede durar meses, pues basta un trocito diario para mejorar la circulación de la sangre, tener buen apetito y aliento.
Los goteros también “son efectivos”. Por ejemplo, el Dulce noche permite descansar profundamente, evitar la ansiedad y el estrés. Se puede ingerir directamente o en media taza de agua tibia. Este producto se vende a cinco dólares y semanalmente expenden de 15 a 20 goteros. Hay otros goteros para los resfríos y estomacales.
Las esencias tienen un aroma intenso y se requiere una o dos gotas en la palma de la mano para distribuirse por el cuerpo, también tiene un efecto relajante.
El Ajo de Monte es muy apetecido, se expende en hojas disecadas, las mismas nativas y madres de familia saben lo valioso de esta planta que devuelve la fortaleza inmunológica al cuerpo, en las comunidades a los niños se les da esta agua de monte y se les baña, solo así están libres de enfermedades como granos, sarpullidos y alergias.
Las infusiones se obtienen de distintas plantas del grupo de las farmacopeas, son preparadas con plantas cultivadas en las huertas y enfundadas al momento de recibir el pedido. Son garantizadas para 6 meses en la región amazónica y 1 año en regiones más secas. Son recomendadas para las afecciones crónicas y se debe tomar el remedio durante mínimo 20 días.
Uno de los productos naturales es el látex de sangre de drago y del aceite de ungurahua, sin ningún aditivo o preservantes, que previene y cura infecciones y llagas internas y externas.
Otros productos son el Té de Guayusa, Chancapiedra, Zarzaparilla, Uña de Gato, así como pomadas y cosméticos naturales.
Para aprovechar el flujo turístico de Puyo, los productos de Florasana se proyectan en los sitios como Omare, en el paseo ecológico Paseo Puyo.
La venta de estos productos permite el beneficio de varios agricultores en las comunidades, quienes proveen de raíces, hojas y flores propias para la elaboración de las medicinas.
Todos los productos se venden desde 3 a 12 dólares y se distribuyen a tiendas específicas de Quito, Guayaquil, Baños y Ambato.